Durante las fechas dedicadas a la Fiesta a los Muertos y Todos los Santos en Chignahuapan se celebra el Festival de la Luz y la Vida, que tiene su origen en un ritual prehispánico para conseguir la purificación.

Este festejo se realiza con la instalación de un camino que va desde el centro de la ciudad hasta la rivera del río, dicho camino es iluminado con antorchas y señala a las almas la ruta para llegar a la ofrenda.

"La marcha de las antorchas" se organiza al anochecer y sirve para ir a recibir a las almas a las orillas del Río Chignahuapan.

La escencia del Festival de la Luz y la Vida que arranca en la Calzada de las Almas y de acuerdo a la cosmogonía náhuatl, es el punto de partida y primera prueba para las almas de los difuntos en su viaje al Mictlán.

Como parte del festival, pobladores y turistas se dan cita con el atardecer en la Calzada de las Almas, miles de personas inician una larga caminata con antorchas en mano, formado un camino de luz que conduce hasta la orilla de la laguna.

La tradición establece que para llegar al mundo terrenal, permanecemos 9 meses en el vientre materno y para salir de este mundo es necesario desprendernos de todo lo que nos hace humanos luego de traspasar 9 parajes, el frió corta como navajas de obsidiana y se desprende parte del corazón, de las emociones, además como la neblina no permite ver más que al interior, así son 9 pasos que permiten librar al espíritu y alma de todo lo que terrenalmente la integra.

El recorrido de esta alma, es acompañado por el dios Xolot quien le seguirá para ayudarle a enfrentar los temores propios del ser humano, hasta perderlos por completo y así llegar en paz hasta el sitio donde descansará después de la vida.

RG